Exposición… Doce cuerpos humanos y 120 órganos vitales

Una exposición, no apta para hipocondríacos ni para pusilánimes, y que abre este fin de semana sus puertas en Madrid, invita a realizar un viaje apasionante al interior del cuerpo humano, para contar con pelos y señales la historia de la vida, desde que somos un embrión hasta que morimos de viejos.

‘Human bodies. The Exhibition’, que así se llama la exposición, vista ya en otros lugares de España, pretende ser una clase de anatomía humana «comprensible para todos, desde profesionales de la medicina a legos en la materia», según han decidido sus organizadores, el grupo Musealia Ententainment, que insisten en su carácter «exclusivamente pedagógico» y en que está concebida desde el «más cuidadoso respeto».

Quienes visiten sus ocho salas tendrán la oportunidad de aprender, entre otras muchas cosas, las razones por las que los huesos de los niños crecen más rápidamente en primavera que en otros momentos del año, por qué medimos un centímetro más por la mañana que por la noche o cómo funcionan los músculos cuando chutamos un balón de fútbol.

Un pene de 65 metros

Un grafiti de un pene de 65 metros en un puente levadizo de San Petersburgo gana un premio ruso.

La pintada, frente a la sede del antiguo KGB, «es un corte de mangas a todo el sistema de poder estatal», subraya un portavoz de los autores.

El ideólogo del grupo, Alexéi Plucher-Sarno, ha asegurado en su web que el jurado de expertos y críticos de arte ha decidido unánimemente conceder el galardón a Voyná, según las agencias rusas. Además del premio, creado por el Centro Estatal de Arte Moderno, los grafiteros recibirán 400.000 rublos (unos 9.100 euros).

«El dibujo del pene en el puente de Letéini justo enfrente de la sede del FSB (Servicio Federal de Seguridad, antiguo KGB) es un corte de mangas de 65 metros a todo el sistema de poder estatal», ha reivindicado Plutser-Sarno.

Dibujar 40.000 edificios

• El ilustrador australiano James Gulliver Handcock se interesa sobre todo por los bloques residenciales, «los que contienen la historia de las personas».
• Quiere «poseer» la ciudad dibujando todas las construcciones. Sólo en Manhattan hay 40.000, «así que… ¡me va a llevar un rato!», dice.
• Cada día cuelga uno nuevo en su blog personal.

En la biografía de su página web, dos líneas en tercera persona (que parecen escritas por él) advierten del ritmo vital del ilustrador: «James Gulliver Handcock se siente fatal cuando no está dibujando. Le produce pánico pensar que puede no ser capaz de dibujar todo lo que hay en el mundo por lo menos una vez. Le preocupa cerrar los ojos».

All the Buildings in New York (Todos los edificios de Nueva York) es una consecuencia del afán de Handcock, ilustrador australiano, por catalogarlo todo con el lápiz. Ahora vive en el barrio de Brooklyn y su estudio está precisamente sobre una antigua fábrica de lápices. Su pasmo por los edificios que veía a diario lo impulsó a retarse a sí mismo: «Quería poseer la ciudad dibujándola».

Un Cezanne olvidado en un atico

Un cuadro supuestamente de Cezanne fue descubierto por casualidad en un ático en Northampton (Inglaterra). Su valor podría superar los 45 millones de euros.

Al parecer un hombre inglés compró el cuadro hace seis años. Desconociendo el posible valor de la pintura, su atención recayó en el marco y olvidó el lienzo en su ático de Northampton.

El dueño ignoró la pieza, una casa con el tejado naranja rodeada de un río y árboles, hasta que ojeando un libro de arte encontró imágenes de obras de Cezanne cuyo estilo le resultó familiar.

¿Se puede vender a una madre?

Un artista italiano pone ‘en venta’ a su madre.

El polémico creador Max Papeschi, que ya representó a Mickey Mouse con una esvástica, lanza una nueva provocación.

Al principio Giovanna Papeschi no estaba muy convencida. A toda madre le costaría aceptar la idea de que su hijo haya decidido venderla al mejor postor. Pero al final la perspectiva de que pudiera «entrar en la historia del arte», según cuenta por teléfono el artista gráfico Max Papeschi, acabó con sus dudas. Así, el próximo 9 de abril, en la inauguración de la exposición de su hijo Oops I did it again en la galería Renacimiento Contemporáneo de Génova (Italia), la mujer se sentará en una silla sobre un pedestal con un cartelito que llevará, como si fuera una obra cualquiera, sus dimensiones y los materiales de los que está hecha. ¿El precio? «Será una negociación reservada», se hace el misterioso Papeschi.